Tras intervenir en más de 140 empresas, sé que para sobrevivir hay que desarrollar el liderazgo. He comprobado que las personas y las organizaciones son capaces de transformarse pero, para optimizar la inversión, hay que coordinar el desarrollo del liderazgo con los cambios en la organización de una manera integral.
Desde hace muchos años, trabajo con personas utilizando cuestionarios de feedback de 360º. A veces han sido escritos por mí, a veces por grandes consultoras y otras por la compañía cliente. Además, trabajando con equipos reales, he utilizado metodologías de feedback a través de las que los miembros del equipo dan un feedback más directo. Y también yo mismo he recibido feedback tanto formal como informal. Todo esto aporta valor, pero la gran pregunta es, ¿qué hago con todo esto?
Muchas compañías, con su enamoramiento por las cosas escritas y estructuradas, apuestan fuertemente por el “Plan de Acción” como si hacer esto fuera a garantizar resultados. En mi experiencia, el único resultado que he visto es mucho plan y poca acción. Hay que ir másallá. La primera cuestión que tenemos que plantearnos es ¿de verdad quiero desarrollarme? La respuesta a esta pregunta no es para la compañía o para la organización donde trabajo, es para mí, ¿de verdad quiero cambiar? Hay que ser completamente sinceros connosotros mismos porque desarrollarnos no es fácil, de hecho es muy, muy difícil, requiere hacer las cosas de otra manera, exige pensar e interpretar de otra forma. Requiere trabajo, coraje, paciencia y coherencia.
Acabo de volver de Suiza donde, gracias mis amigos DDI que siempre me dan oportunidades súper interesantes, he realizado una intervención para DuPont, la primera vez que trabajo con ellos y fue fascinante.
Trabajamos el liderazgo de sus altos directivos pero lo hemos hecho analizando a la vez los cambios necesarios en la cultura organizacional que la ejecución de la estrategia de negocios va a requerir. Es un acercamiento inteligente que he defindido varias veces desde este blog, en este caso demuestra el nivel de madurez y sofisticación de esta DuPont,. Pero no son los únicos, también empresas como Vodafone y Electrolux han reconocido la necesidad de conseguir la alineación entre su estrategia, su cultura y su liderazgo y han hecho un trabajo magnífico para lograrlo. El resultado de su visión es que van a estar mucho mejor preparados para el mundo que nos espera cuando salgamos de esta recesión. [Seguir leyendo →]
Esta semana me pasó una cosa con la empresa que me alquila mi oficina. Quería cobrarme por algo que ya estaba excluido en nuestro contrato. Al final parece que, al menos en parte, fue un malentendido, pero de alguna manera no siento la misma confianza que sentía hace una semana.
Que frágil es la confianza
Esta experiencia me hizo reflexionar sobre la fragilidad de la confianza, tan difícil de construir y tan fácil de destruir. Es una reflexión importante porque, si hablamos de liderazgo, quizá sea el ingrediente más importante ya que con ella podemos mover montañas y sin ella probablemente ni siquiera tenemos seguidores; y, como dijo el amigo Peter Drucker, sin seguidores no puede haber lideres., y solo no voy a conseguir gran cosa. Por lo tanto es muy interesante tener claro cuáles son las actitudes, las acciones y los comportamientos que generan la confianza y convertirlos en una parte integral de nuestra manera de comportarnos.
Hace una semana tuve una experiencia agradable con la Administración Pública que me demostró cuánto ha cambiado su actitud hacia el público. Iba a solicitar el certificado de penales (estaréis contentos al saber que mi nombre no aparece en la lista de los altamente peligrosos). Hace años para sacar lo mismo tenía que ir a una comisaría oscura y fría y hacer cola durante tres horas para llegar a hablar con un policía que me miraba como si fuera un “serial killer”. Luego tenía que volver otro día, hacer cola de nuevo y sacar mi certificado. La semana pasada fui a una oficina luminosa con sillas cómodas donde sentarse, me dieron un número del gestor de colas y después de una espera de cinco minutos hablé con un funcionario encantador que me entregó mi certificado en dos minutos y me deseó que pasara un buen día.
Me alegra observar que la mejora en el trato al público y la agilización de los procesos durante los últimos 25 años que llevo en España ha sido definitivamente radical. La policía del aeropuerto te trata con respeto, las salas en los sitios donde atienden al público son cómodas, agradables y bien organizadas. El personal que te ayuda es como mínimo bien educado y muy a menudo agradable. No son cosas sin importancia ya que demuestran un profundo respeto por el público a quien dan servicio y en mi opinión es también bueno para los funcionarios ya que da significado a su trabajo.
Es sorprendente por lo tanto observar que no ha pasado lo mismo con muchas empresas privadas que son, o al menos deberían ser, compañías de servicios. En empresas del sector de telecomunicaciones, seguros o banca, por ejemplo, una y otra vez se ve una actitud que parece considerar a los clientes como un mal necesario.
Hablando con chicas que trabajan como internas en casas cuidando los niños de la gente y haciendo limpieza, me han contado situaciones que me han llamado mucho la atención. De entrevistas por un puesto que consistió en la frase, “plánchame esto”, a recibir instrucciones como, “tu tienes que llamarme señora” o ser obligadas a llevar un uniforme.
Misión imposible
Quizás existan argumentos válidos para pedir a las mujeres que trabajan en las casas que lleven uniformes, pero me gustaría decir que como australiano me choca un poco y tengo mis dudas sobre si esta práctica es realmente apropiada en el sigo XXI. Una joven me contó que acudió a una entrevista para un puesto como externa que consistía en tres horas diarias de trabajo. En esta franja de tiempo debía cuidar de tres niños, jugar con ellos, bañarlos, darles de comer, limpiar la casa y planchar. También tenía que llevar uniforme, sin duda un traje de “Supergirl”.
Me resultó frustrante intentar valorar la semana pasada si la Huelga General ha sido un éxito o un fracaso. Los sindicatos aseguraban que el 70% de los trabajadores siguieron el paro mientras que el gobierno afirmaba que sólo fue secundada por un 23,8%. Como veis no estamos hablando de una diferencia del 5-10%, sino del 46,2%. No sé cuál de las dos cifras es más creíble, lo único que sé es que con valoraciones tan dispares, las dos partes pierden credibilidad.
Es una lástima, yo había pensado que con la situación en la que nos encontramos ahora en España es importante y justo que la gente sepa la verdad, pero quizás ésta sea ya una idea anticuada. Sin embargo, con esta esperanza, el día después de la huelga empecé a buscar criterios objetivos para valorar el éxito o fracaso de la misma. Pues no fue fácil. Lo único que encontré era el consumo de electricidad. El día de la huelga general en 1994 el consumo bajó un 34,2% y en la de 2002, un 20,3%, mientras que el miércoles pasado bajó sólo un 16,3%. Si consumimos un 83,7% de luz que un día normal, es difícil creer que el 70% fuera a la huelga.
De todas formas no estoy seguro de que los ni políticos ni los sindicatos sean grandes fans de la verdad. Con respecto a los políticos, la estimación del número de participantes en una manifestación sobre, por ejemplo, el aborto, si la realiza el Partido Popular puede ser de 1.000.000 de personas mientras que el gobierno socialista y la policía pueden estimar que la participación es de unos 200.000. Y con respecto a los sindicatos, la mera utilización de piquetes, una práctica que debería haber terminado en el siglo XIX, me hace pensar que valoran más el hecho de inflar los números para posteriormente reclamar una victoria que conocer realmente el apoyo que tiene su huelga.
27 septiembre 2010 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Es oficial, según el FT, esta recesión ya tiene nombre propio: “La Gran Recesión”, No es tan ilustre como su abuela, “La Gran Depresión”, pero no está nada mal. Por tanto, si te sentías frustrado por la lentitud y la debilidad de la recuperación, no te preocupes, no estás solo.
Recuperación incierta
Al durar 18 meses, la actual recesión supera en tiempo a las de 1973 y 1981. Pero lo más importante de todo esto es que la recuperación no se siente como una recuperación normal, ya que no se está generando empleo y el incremento del PIB en relación con el punto más bajo de la recesión es sólo del 3%, muy inferior a los incrementos que se produjeron tras la recesión de 1973 (6,2%) o la de 1981 (7,7%). Con esta “recuperación” es comprensible sentirse algo desorientado.
Acabo de terminar un programa de Liderazgo en Suecia para uno de mis clientes preferidos, Electrolux. En el grupo, compuesto por 25 directivos, tuvimos 16 nacionalidades diferentes. Una gozada.
¿Por qué encuentro esta situación tan atractiva? La respuesta es sencilla: el curso se convierte en una experiencia más interesante porque siempre aprendes cosas nuevas sobre realidades en países diferentes que habías creído conocer. Pero, sobre todo, porque la calidad del trabajo mejora. [Seguir leyendo →]
2 septiembre 2010 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Hay momentos más estratégicos que otros que siempre resulta interesante aprovechar. La vuelta de las vacaciones es uno de ellos, ya que la gente viene refrescada y por lo tanto con energía y ganas de hacer cosas. Dado el contexto político/económico, este año también vuelven con miedo e incertidumbre y, por lo tanto, es aún más importante aprovechar el momento para transmitir mensajes, porque más que nunca la gente busca orientación.
Reconocer el momento
En el liderazgo es importante reconocer momentos que se prestan a t transmitir mensajes. Ayer mismo vimos a Obama aprovechar el momento de la retirada de los tropas de combate de Irak para hablar directamente al pueblo americano. Habló para dar significado a una guerra que no tenía mucho sentido, pero sobre todo aprovechó la ocasión para hablar de los retos internos que tiene Estados Unidos, habló para orientar, habló para dar esperanza. Podemos estar de acuerdo o no con el contenido de lo que dijo, pero la acción en sí es un buen ejemplo de liderazgo. [Seguir leyendo →]
Durante las últimas semanas, RIM -la empresa que fabrica la Blackberry- se ha visto presionada por el gobierno de Arabia Saudí para que les permita el acceso a sus servidores con el fin de descifrar los mails de cualquier usuario de este producto que vive o trabaja en el Reino. La excusa que utiliza el gobierno saudí es su lucha antiterrorista pero, según el Financial Times, http://www.ft.com/cms/s/0/f3beaa44-a38e-11df-a100-00144feabdc0.html, es muy poco probable que los terroristas utilicen una Blackberry para sus comunicaciones. La verdad, probablemente, tiene más que ver con el control de cualquiera que piensa de manera diferente a los que gobiernan este país y, por lo tanto, estamos hablando de una invasión de la privacidad de los usuarios de la Blackberry con fines represivos.
No es el primer caso; también China ha aplicado este tipo de presión no sólo sobre RIM sino también sobre Google. La cuestión aquí no es si deberíamos sorprendernos por este tipo de acciones por parte de estos gobiernos considero que son consistentes con sus comportamientos habituales- sino si acatar esta solicitud está en línea con quienes quieren ser las personas que dirigen y trabajan en RIM.
¿Qué no harías para conseguir un beneficio?
En mi trabajo de cambio de cultura organizacional, veo uno y otra vez la importancia de basar tu cultura en unos valores sólidos. Todas las grandes empresas de la historia fueron fundadas de acuerdo con unos valores. Otras, en cambio, se han dirigido por lo que se podría llamar los “no valores” donde todo vale. Una pregunta que siempre planteo a mis clientes es, ¿qué no harías para conseguir beneficios? Con las empresas que se rigen por los “no valores” la respuesta sería, “pues, no mucho”. [Seguir leyendo →]
“Únicamente un gran profesional en recursos humanos y un buen cocinero como Douglas McEncroe, es capaz de relatar”Francisco Román Presidente consejero delegado de Vodafone España