7 marzo 2011 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Hace algunos años participé en un genial programa en la Universidad de Harvard que se tituló, “El Arte y Práctica del Desarrollo de Liderazgo”. Una de las sesiones que más me recuerdo fue cuando vino una mujer, Nancy Houfek que, entre otras actividades trabajó en el teatro. Ella impartió la sesión sobre cómo contar historias, una sesión que no olvidaré jamás.
Lo que hizo ella fue coger un participante que tenía una pequeña historia de lo más normal, este hombre había escapado una noche de Harvard para volver a su casa donde su hermana y su cuñado que habitaba en Inglaterra estaba de visita. En casa tenía sus dos pequeños niños que no había visto en cinco días. La historia consistía en relatar la reacción de los niños a la visita sorpresa de su papa, el baño y el dialogo entre los niños y su él.
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25 febrero 2011 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Me ha llamado mucho la atención ver la reacción de Gadafi estos últimos días en Libia. No me cabe duda de que acabará cayendo, pero se resiste al destino. Que un dictador no se marche de primeras no me sorprende, pero que un líder esté dispuesto a dejar destruir su país en una guerra civil antes de abandonar el poder es una prueba clara de que lo único que le interesa es él mismo. Para esta gente el país existe sólo para sus intereses y si estos se van a ver perjudicados, entonces da igual que el país se derrumbe.
También hay dictadores en las empresas
Por desgracia, lo de ser dictador no se limita únicamente al mundo de la política. Durante los años que he intervenido en empresas he comprobado cómo algunos Consejeros Delegados han hecho de su empresa su reino. Se rodean de matones que comparten los beneficios de sus patrones, igual que Gadafi se rodea ahora de mercenarios o de su Guardia Pretoriana. Lo que hacen estos tipos es seguir sus intereses y normalmente de una manera muy hábil, pero el problema es que casi nunca sus intereses coinciden con los de la empresa. Al final casi siempre caen, pero durante los años que reinan, complican la vida a todos aquellos directivos que quieren ejercer un liderazgo honesto que sirve a las necesidades reales de la empresa.
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21 febrero 2011 por Douglas McEncroe · Liderazgo
El otro día tomé una decisión muy importante, vital de hecho. La posibilidad de tomarla ha estado ahí en el aire durante bastante tiempo, pero creo que tuve miedo de poner el tema sobre la mesa para de verdad empezar a analizarlo. Una vez que lo hice me di cuenta de las ventajes y desventajas, pero, en realidad, nada que no se pudiera plantear. Eso sí, la decisión final conlleva un gran riesgo.
No sé si fue el riesgo en sí lo que me hizo evitar el tema o una combinación del riesgo y algunas desventajas asociadas a la decisión final. Probablemente fue lo segundo pero, sin duda, el riesgo produce miedo. La cuestión es, ¿el riesgo es manejable o va a paralizarme? He reflexionado mucho sobre este tema durante los últimos días y he observado que no sólo no me paraliza sino todo lo contrario, está liberando toda mi creatividad y me siento con mucha más energía de la que he sentido en mucho tiempo. ¿Cómo puede ser?
16 febrero 2011 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Hace una semana el nuevo Consejero Delegado de Nokia envió a toda la plantilla un memo. Fue un mensaje duro, porque los problemas reales a los que Nokia tiene que enfrentarse también son duros. No es fácil quitar los velos que llevan muchos directivos para filtrar la realidad, pero una función esencial del liderazgo es precisamente esto. Si no empezamos enfocando nuestra visión a la realidad, ¿cómo vamos elegir el camino apropiado?
Una de las personas que más ha influido en mi pensamiento sobre Liderazgo y con quien he estudiado en Harvard, fue Ronald Heiftez. En su libro “Liderazgo Sin las Respuestas Fáciles”, (1994), defiende la idea de que la verdadera función del liderazgo es la adaptación de la organización desde la situación actual hacia un situación a veces radicalmente diferente. El primer paso, siempre según Heiftez, es “identificar los cambios que son realmente necesarios”. Pero antes de hacer esto hay que convencer a nuestra gente sobre la necesidad de cambiar. Lo que ha hecho Stephen Elop con este memo es preparar el terreno para que sus ejecutivos puedan entender esta necesidad.
Durante los dos últimos días he estado malo, un resfriado fuerte que ha pasado a mis pulmones y me ha provocado una infección. Aparte de sentirme fatal, he tenido que posponer una sesión de coaching y dos reuniones importantes y en casa dar aún más trabajo a mi mujer en el cuidado de nuestras mellizas.
No es la primera vez que me pasa esto, tengo cierta predisposición a que un resfriado pase a mis pulmones. Hablando con el médico ayer me dijo que la mejor manera de evitar esto es beber entre dos y tres litros de agua u otros líquidos diarios (por desgracia esto no incluye el vino). Cuando me lo dijo me pareció una tarea hercúlea, pero ayer lo hice y no me resultó tan difícil. Así que voy a intentarlo para ver lo que pasa y dentro de algunos meses os informaré de los avances.
La verdad es que en general soy un tipo bastante sano. Fui campeón de 800 metros en Australia y durante estos últimos veinte años me he mantenido más o menos en forma. Sí es cierto que con el nacimiento de nuestras mellizas hace un año mis ejercicios han sufrido y disminuido pero ahora estoy empezando otra vez. Sin embargo, hay que reconocer que es siempre un reto.
Ayer, intentando recuperarme en casa, reflexioné sobre la importancia de cuidarse, especialmente para aquellas personas que ejercen algún grado de liderazgo. No es sólo la salud física la que hay que cuidar sino también tu estado psicológico y emocional. Éstas son algunas ideas para cuidarte mejor:
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2 febrero 2011 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Hace poco resolví un pequeño conflicto que tuve con un amigo/compañero. No fue difícil, una vez que hablamos cara a cara se avanzó rápidamente. Lo estúpido es que habíamos perdido 10 meses de oportunidades de colaborar y de divertirnos.
¿Cómo había podido pasar esto? Los dos nos dedicamos al desarrollo de liderazgo y cambio organizacional. Enseñamos prácticas y procesos para resolver conflictos y, sin embargo, los dos hemos sido torpes para resolver el nuestro.
La verdad es que no me extraña. Cuando tenía 25 años gestioné una empresa en el campo de la moda femenina en Sydney en el que tenía que dirigir a 10 personas y coordinar el trabajo de un pequeño fabricante. Después, aquí en Madrid, en la etapa en que tenía una estructura más grande en mi consultora, tenía 25 personas a mi cargo entre “Office Manager”, secretarias, consultores y profesores. Cuando pienso en aquello recuerdo todos los errores que cometí. Al menos ahora esto me ayuda cuando trabajo con altos directivos, porque sé lo difícil que es dirigir gente. Mi propia experiencia me hace sentir que tengo una cierta autenticidad para hacer lo que hago, pero me hace también ser más humilde, porque sé que probablemente lo enseño mejor que lo hago.
Por lo tanto no me extraña que no fuera tan hábil, pero cuando veo con claridad que hemos perdido casi un año en algo que realmente deberíamos haber solucionado en un mes, quiero aclarar cómo puedo evitarlo en el futuro.
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28 enero 2011 por Douglas McEncroe · Cultura
En un tweet de Daniel Pink, a quien sigo con mucho interés, publicó un vínculo a un artículo sobre la caída del número de trabajadores en empresas de Estados Unidos que pertenecen a sindicatos. En 2010 el porcentaje descendió del 7,2% en 2009 al 6,9% en 2010.
Sin duda, parte del descenso es una consecuencia directa de la recesión, pero no todo, ya que parte es debido al hecho de que ciertos sectores, donde hay más sindicalistas, van mal y se duda de su viabilidad a largo plazo.
Pero para mí el gran problema que tienen los sindicatos es su habilidad para adaptarse a un mundo muy cambiado. En estos momentos estoy leyendo el libro “La Caída de los Gigantes” de Ken Follet, que cuenta cómo las grandes potencias europeas perdieron su dominio a lo largo del siglo XX. En uno de los primeros capítulos describe la vida de los mineros en Gales, justo antes de la Primera Guerra Mundial. El domino de una clase capitalista sin escrúpulos fue absoluto, y en esta realidad trágica, por no decir criminal, se veía la lógica de los sindicatos, su razón de ser estaba absolutamente clara. Pero hoy en día, en países como Estados Unidos o España, no veo que los sindicatos se hayan adaptado a una realidad totalmente diferente.
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24 enero 2011 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Estoy leyendo un libro que analiza la terrible batalla del Somme que tuvo lugar entre julio y noviembre de 1916. En el verano de ese año los aliados decidieron lanzar una ofensiva masiva contra los alemanes que estaban atrincherados al lado del río Somme en Francia. La idea era lanzar un ataque coordinado entre los rusos en el frente este y los franceses, británicos, canadienses y los australianos (entre ellos mi abuelo) en el oeste.
Al final, la batalla se centró en el norte, donde estaban los británicos y las tropas de la Commonwealth. La estrategia era atacar utilizando la artillería pesada para bombardear las líneas alemanas durante una semana antes de lanzar el ataque con los soldados. Los generales creyeron que tal concentración de bombas destrozaría el alambre de púas que separaba los dos ejércitos y que también lograría dañar considerablemente las trincheras alemanas causando muchas bajas antes de comprometer sus tropas al ataque.
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20 enero 2011 por Douglas McEncroe · Liderazgo
Con la tregua de ETA tenemos una visión fugaz de un País Vasco sin terrorismo. No está aquí todavía y quizás tengamos que ser testigos de más tragedias y sufrimiento antes de que llegue, pero llegará; la banda no tiene futuro, el buen trabajo de los últimos gobiernos, la justicia, la Guardia Civil y la madurez del pueblo vasco van a producir sus frutos.
Una de las cosas más interesantes de esta situación para mí es que hace no mucho tiempo algunas personas con las que hablé pensaban que el problema de ETA no tenía solución y que uno tenía que aprender a vivir con ello. Yo siempre pensé que esta era una visión desoladora y tengo que decir que menos mal que la justicia, los gobiernos y la Guardia Civil quienes no dejaron de trabajar para avanzar contra ETA tampoco compartía esta visión. Vivir sin esperanza es dejar que tu alma se pudra lentamente, perdiendo un trocito día tras día hasta que no queda nada.
Todos tenemos la intención de realizar cambios al principio de un año nuevo, pero en vez de convertirse en verdaderos objetivos, en la mayoría de los casos, se quedan como meros deseos y una vez que empezemos con las exigencias de nuestras frenéticas vidas, estos objetivos / deseos quedan en el olvido. ¿Porqué es tan dificil realizar estos cambios?
En un artículo del Wall Street Journal Sue Shellenbarger vincula este fracaso de introducir cambios en nuestas vidas al principio del año con investigación sobre la manera que el cerebero nos pueden ayudar cambiar. El error que comete la mayoría de las personas es intentar conseguir los cambios deseados por fuerza de voluntad. Lo que demuestra la investigación es que la parte de cerebero que hace este es también la parte del cerebero que toma las decisiones diarias. Una vez que volvemos al trabajo esta parte del cerebro se ve abrumada por la cantidad de cosas que ya tienen que hacer facilitando encontrar una escusa que nos permite abandonar esta última esfuerzo.
Lo que funciona mejor es asociar la consecución del cambio deseado con sentimientos positivos de como vas a sentir cuando alcances tu meta, una función mental que se hace en otra parte del cerebero menos agobiada por el día a día. Esta información me viene bien ahora por que lo voy a poner a prueba con el cambio que quiero conseguir para este nuevo año, 2011. Lo que quiero conseguir es llegar a hacer tres entradas cada semana para que vosotros que tenéis la intentención de participar en mi blog tengáis algo para leer y algo sobre el cual podéis opinar. Si consigo esto me voy a sentir contento. A ver si al enfocarme en este sentimiento positivo me ayuda ser más productivo. Lo deseo de verdad.
¿Cuáles cambios queréis conseguir vosotros este año?