El otro día tomé una decisión muy importante, vital de hecho. La posibilidad de tomarla ha estado ahí en el aire durante bastante tiempo, pero creo que tuve miedo de poner el tema sobre la mesa para de verdad empezar a analizarlo. Una vez que lo hice me di cuenta de las ventajes y desventajas, pero, en realidad, nada que no se pudiera plantear. Eso sí, la decisión final conlleva un gran riesgo.

No sé si fue el riesgo en sí lo que me hizo evitar el tema o una combinación del riesgo y algunas desventajas asociadas a la decisión final. Probablemente fue lo segundo pero, sin duda, el riesgo produce miedo. La cuestión es, ¿el riesgo es manejable o va a paralizarme? He reflexionado mucho sobre este tema durante los últimos días y  he observado que no sólo no me paraliza  sino todo lo contrario, está liberando toda mi creatividad y me siento con mucha más energía de la que he sentido en mucho tiempo. ¿Cómo puede ser?

Si eres inmigrante el riesgo no es un extraño

España es el cuarto país en el que he vivido, cierto es que es donde he pasado más tiempo. Especialmente en el caso tanto de Italia como de España,  trasladarme a estos dos países supuso un salto al vacío para mí, ya que no sabía con qué me iba a encontrar ni cómo iba a sobrevivir, ni siquiera hablaba ninguno de los dos idiomas. ¿Tenía miedo? Por supuesto que sí, ¿cómo no lo iba a tener? Pero mis ganas de hacer cosas eran más fuertes que mis miedos.

Tengo que confesar que me enfado cuando escucho a la gente criticar a los inmigrantes en un país en el que la ambición más común de un alto porcentaje de jóvenes es ser funcionario con la seguridad percibida que les dan. Yo tengo mucho mas respeto por esta gente, a menudo pobre y sin mucha preparación, que ha venido aquí sin nada para buscarse la vida. La ironía es que si España quiere levantarse necesita gente que sepa vivir con el riesgo y no aquellos que quieren evitarlo.

Todos los autónomos conocen el riesgo

En España hay mucha gente que trabaja por cuenta propia, es decir autónomos, que siempre han estado infravalorados tanto por la sociedad como por los gobiernos. Mi mujer y yo somos dos de ellos. Al principio de cada año repaso mi agenda y veo que no tengo mucho trabajo y que incluso lo que tengo puede ser cancelado, y más aún en una recesión. Sin embargo, cada año mi agenda va completándose y las cosas van saliendo. El miedo y el riesgo me hacen ser más creativo, mover el culo, y quizás sentirme más vivo. Personalmente, no lo cambiaría por nada.

Sugerencias para vivir con el riesgo

Durante estos últimos días he pensado en lo que hago yo para convivir con el riesgo, mi compañero de viaje durante estos últimos treinta años. Éstas son algunas ideas:

• Entender que vivir es arriesgarse, no puedes evitarlo.
• Entender que un exceso de seguridad es como una anestesia. ¿Realmente quieres vivir como un  zombi?
• Recordar constantemente todos tus logros.
• Tener muy claro en qué eres bueno,  dónde añades valor.
• Buscar constantemente necesidades que casen bien con lo que tú haces mejor.
• Analizar todas tus posibles acciones e identificar las que son realmente importantes.
• Construir redes de alianzas y apoyo identificando interdependencias creativas.

Al final,  puedo decir que estoy contento con la decisión que he tomado esta semana, y aunque tiene sus riesgos, no la cambiaría por nada del mundo.

Y vosotros, ¿cómo  convivís con el riesgo?